Familia y sociedad impactan en la salud mental de niños y adolescente

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Más allá de las características propias de cada niño, niña o adolescente, existen una serie de factores y elementos del entorno que impactan de forma positiva o negativa en el desarrollo de su psiquis. Especialistas advierten sobe las señales a tener en cuenta para actuar de forma oportuna y así evitar que arrastren estos problemas a la adultez.

TALCA.- Desde hace ya varios años, diversos estudios clínicos han puesto una señal de alerta en relación con la preocupante salud mental de los jóvenes chilenos. Una problemática que, en muchos casos, se genera a raíz de problemas arrastrados desde la niñez que no son oportunamente atendidos.

“Los niños, al igual que los adultos, pueden tener enfermedades o trastornos de salud mental desde la infancia temprana”, explicó la académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de Talca (UTALCA), Rosario Spencer. No obstante, advirtió que “no es que el niño haya nacido con ello, sus trastornos son el resultado de la suma de muchos factores, que van a influir en su desarrollo y en su salud, tanto física como mental. Desde ahí, mientras más pequeñito, su bienestar o su enfermedad, más depende de los adultos que lo cuidan, de la salud de los adultos y del tipo de cuidado que le dan. En otras palabras, la buena salud mental del niño va a ser un buen indicador del ajuste de los papás a este niño”.

Entorno

En cuanto a los elementos que pueden incidir en el desarrollo psicológico de los menores, la asesora del Programa de Salud Mental del Servicio de Salud Maule, Mónica Fuentes, señaló que, además de la familia, es también clave el entorno. “En la sociedad en que nos desenvolvemos hoy, tanto niños como adultos nos vemos expuestos a altas dosis de exigencias y estrés”, observó.

“Hay escasez de tiempo para el desarrollo de una vida familiar plena, y está marcada por el consumismo, redes sociales que nos acercan virtualmente, pero que nos alejan del contacto físico, así como la inmediatez de la satisfacción de las necesidades, que impide hacer una pausa para reflexionar sobre cómo estamos criando a nuestros hijos y esto, a la larga, repercute en su emocionalidad”, indicó.

Síntomas

¿Cuáles son las señales que se deben tener en cuenta para identificar que existe algún problema de índole psicológico en niños, niñas o adolescentes? Según la profesora Spencer, de la UTALCA, en el caso de aquellos que se encuentran entre los entre 0 a 7 años las señales de alerta tienen un correlato físico. “Por ejemplo, tiene dolor de guatita, le hacen exámenes y el niño está bien”, acotó.

Otro signo que puede ser revelador es el desinterés que pueden evidenciar por actividades que les resultan generalmente atractivas. “Cuando ha perdido la capacidad de disfrutar con cosas típicas que les gustan; cuando no tiene apetito o tiene mucho; quizás se despierta muy temprano o, por el contrario, duerme mucho; puede ser que un niño, más que triste, se vea agresivo e irritable”, comentó Spencer.

“Por todo esto es muy importante preocuparse o ver bien los comportamientos de los niños, los síntomas que aparecen, nunca verlos como algo menor o algo aislado, sino que tratar de comprenderlos y no verlos como una maña. Generalmente, son manifestaciones de algún problema y mientras antes nosotros, como adultos, podamos ayudar a ese niño a resolver ese problema, más estamos previniendo que éste se transforme luego en algo crónico o en un problema de salud mental”, subrayó.

Adolescencia

Así como los más pequeños presentan principalmente trastornos de ansiedad y déficit atencional, los adolescentes tienden a manifestar trastornos del ánimo, ansiedad, depresión o en algunos casos, caen en el consumo de sustancias ilícitas. Rosario Spencer dijo que producto de los diversos cambios que se producen durante esta etapa -físicos, sexuales, corporales y también a nivel cerebral-, es posible que algunos problemas que no se habían manifestado salgan a flote.

El problema es que como respuesta a esos trastornos emocionales se puede derivar el consumo de sustancias lícitas como el alcohol -que está validado socialmente-, o ilícitas, en algunos casos forzada por la presión social de encajar en el grupo de pares.

“En la adolescencia hay un aumento en las conductas de riesgo, como el consumo de alcohol, marihuana, tabaco u otras drogas, que tienen asimismo efectos en trastornos de salud mental, y que es algo que se ha desproblematizado bastante. Por ejemplo, que un adolescente se emborrache todos los fines de semana significa que estamos hablando de un consumo excesivo y eso es una de las categorías dentro del alcoholismo; que un adolescente tome antes de irse al colegio en la mañana también es un problema de alcoholismo, de adicción”, advirtió.

En este contexto, la psicóloga de la Universidad de Talca hizo un llamado a los padres y familias a estar atentos a las conductas de sus hijos e hijas. “Las adicciones son un grave problema en la adolescencia, y, además, los papás muchas veces no se enteran, y si al niño lo trajeron en la noche mientras ellos duermen, probablemente ni siquiera saben lo que ocurre. Muchas veces creen que es una etapa, que se les va a pasar y puede que sí, pero hay otros que quedan, y uno después sigue la trayectoria de ese niño y ve como sigue siendo adicto a lo mejor con un consumo que socialmente no es problemático, pero igual depende de una sustancia ajena”, observó.