Con énfasis en el desarrollo y calidad de la labor docente, Fundación Educacional Arauco lleva 27 años trabajando con más de 500 escuelas en El Maule, Biobío y Los Ríos.
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Con 270.956 niños educándose actualmente en establecimientos rurales y con 26.245 profesores encargados de su formación, la promesa de una educación de calidad implica también hacerse cargo de aquellos que estudian en territorios alejados y vulnerables.
La celebración del Día de la Educación Rural hace vigente el desafío de mejorar un sistema de gestión de la educación rural que sea sostenible en el tiempo, que pueda extenderse a todos los rincones rurales del país y cuyo énfasis esté puesto en integrar el contexto y la riqueza de las tradiciones locales para aprender las habilidades que el mundo de hoy requiere.
“La educación rural en Chile ha aparecido relevada en algunas políticas e invisibilizada en otras. Creemos que hay esfuerzos realizados que vale la pena retomar a la luz de los nuevos requerimientos y políticas actuales. Para seguir avanzando, consideramos que es clave seguir apoyando la continuidad de los microcentros, potenciándolos como espacios de formación y de desarrollo profesional docente, que permita a los profesores establecer verdaderas comunidades de aprendizaje. Asimismo, fortalecer a los equipos docentes en la capacidad de reflexión sobre su práctica, con herramientas tecnológicas que faciliten el trabajo en red y con apoyo presencial que permita compartir las decisiones pedagógicas. Sólo así podremos construir un saber único y especializado en entornos rurales y no rurales” plantea Isidora Recart, Gerente Fundación Educacional Arauco.
En esa línea, desde 1989 Fundación Educacional Arauco ha trabajado incesantemente en las regiones de Maule, Biobío y Los Ríos, para contribuir al desarrollo de la educación implementando diferentes programas que buscan transformar la educación rural en un polo de desarrollo permanente para las comunidades.
La experiencia de la Fundación en las escuelas rurales, le ha permitido conocer las necesidades que estás presentan y cómo buscan estructurar su programa educativo en estrecha interrelación con su entorno natural y social, aprovechando el contacto directo diario que niños y jóvenes tienen con su medio, los conocimientos que adquieren mediante su participación en la vida productiva y las diversas formas de sociabilización que forman su identidad.
En este escenario, la labor que día a día realizan los miles de profesores que se desempeñan en el sistema educacional rural da cuenta de cómo los docentes son agentes innovadores que permiten sostener propuestas educativas de calidad.
Angélica Leal, profesora y directora de la Escuela G 346 Junquillar, en la comuna de Constitución, señala que “trabajar en una escuela rural es lo más maravilloso que le puede pasar a un profesor porque los niños son especiales en todo sentido y usted puede contar con las familias. Hay una educación más personalizada”.
Además, agrega que “he conocido muy de cerca el trabajo de la Fundación Educacional Arauco porque han sido muchos años de capacitación. Han sido personas que han tenido un corazón inmenso porque entregan lo mejor de ellos como Fundación, capacitando a los profesores tanto en las zonas urbanas como rurales”.
Una experiencia similar tiene Rosa Farías, profesora que durante 23 años ha trabajado en la educación rural y actualmente lo hace en el colegio Dr. Manuel Avilés, en el sector de Iloca, comuna de Licantén. Según explica, “los niños son como pequeños diamantes, muy receptivos, respetuosos y cariñosos. Ellos, además de aprender cosas, necesitan una mano amiga que esté apoyándolos. Les hace mucha falta el refuerzo positivo”.
Sobre el trabajo realizado junto a la Fundación Educacional Arauco, la profesora Rosa Farías plantea que “el apoyo que hemos tenido de la Fundación Educacional Arauco ha sido muy práctico y estratégico. Cuando trabajamos el programa Raíces, los tres colegios de la costa empezamos a subir nuestro promedio SIMCE en lenguaje”.