Conoce la historia de vida de Marta Troncoso.
TALCA.- En la vida corremos todo el día. Tanto, que nos dedicamos muchas veces a vivir nuestro metro cuadrado.
Creo que paso todos los días por el centro de Talca, muchas veces pensando en la vida que llevan los que no tienen un techo donde acobijarse por las noches, niños y jóvenes en situación de calle y su difícil vida, etc.
Así fue como puse a tención a una señora que está de lunes a viernes en la 1 Sur con 2 Oriente en la capital regional, con un vaso pidiendo plata, lugar al que llega con su bolso, y un par de “Mantitas” para abrigarse y no pasar tanto frio ahora en invierno.
Llevo al menos un mes conociéndola, conversando casi todos los días con ella, cuando llego a su lado me dice “lo invito a pasar a mi oficina joven” y me indica que me siente su lado en la calle. A sido tal la confianza que me ha permitido compartir parte de su historia, vivencias y del porque “trabaja” ahí, con ustedes.
Marta Rosa Troncoso, quedó viuda junto a sus dos hijas cuando estas eran muy pequeñas, a las que debió educar y criar con su propio esfuerzo. Hoy a sus 63 años, (Edad que no me quiso decir, pero corroboró uno de los caballeros que le ayuda) “eso no se pregunta joven me dijo mientras sonreía”. Lleva 7 años pidiendo dinero para tener para comer, sus remedios entre otras cosas.
Una de sus hijas, tras varios trámites pudo obtener su casa en la población Padre Hurtado, y en el patio de aquella casa Marta tiene su media agua.
Según comenta, nunca pudo tener su casita, siempre arrendo con quien fue su esposo “Nunca quede debiendo un arriendo, pero me tuve que cambiar varias veces de casa porque los dueños se venían a vivir en ella”.
Hoy, Marta pide dinero para vivir, “con la pensión de casi 65 mil pesos que tengo, no me alcanza para vivir, estoy aquí siempre hasta las 2 de la tarde, todos los días antes de irme digo gracias Diosito por lo que me dio hoy”.
Cuando le pregunte si a pedido ayuda a las autoridades me comentó “La última vez que fui a la asistente social de la municipalidad para pedir ayuda, me dijeron que no me podían ayudar porque yo trabajaba “Pidiendo plata”. Eso fue hace como dos años atrás, desde ahí que no he ido más, para que voy a ir, si no se preocupan de una persona vieja como yo”.
“No me puedo quejar, la gente que pasa por aquí me conoce hace años y muchos me ayudan siempre (puede corroborar aquello, mucha gente la ayuda día a día con su colaboración, la mayoría de ayuda la recibe es de gente jubilada e incluso mayor que ella). A Cada persona que me colabora le doy las gracias, ya que ellos me dan para vivir, hay una señora muy linda que tiene como mi edad, pero ella es de plata y hace algunos años me hizo una promesa, me dijo que me daría 5 Luquitas todos los lunes, y ha cumplido, a veces pasa los martes, pero siempre me da la platita, estoy muy agradecida de ella”.
“No siento vergüenza de pedir plata, porque no le estoy robando a nadie, aunque a veces no me va tan bien, en ocasiones debo fiar el carbón para poder calefaccionarme, porque no tengo plata, pero apenas la tengo se la pago a la señora, y cuando no tengo para el carbón y ya estoy encalillada con la señora del carbón, mejor me acuesto aunque sean las 5 de la tarde, tiro harta ropita en la cama, para no pasar frio, no me gusta que la deuda crezca mucho”
Podría compartir muchas vivencias más de Marta, es muy conversadora, agradecida de la vida pese a todo, entre otras cosas.
Hice conocer esta historia a la gente de “Ayuda real, para gente real” quienes nos colaboraron con una canasta familiar para Marta, junto con algunas frazadas, más cosas que adherimos en TV Maulinos se las hicimos llegar.
Dos días después pase por la “oficina” de Marta me dijo “Estoy feliz, eran muchas cositas, cuando llegue a mi casa las ordene una y otra vez, esa noche me desvele, tengo comida para mucho tiempo con lo que me dieron, dele las gracias a la gente que me ayudó”
La intención de esta nota es instar a ponernos la mano en el corazón y ayudar, todos conocemos alrededor nuestro a alguien como Marta, quien necesita una mano, un momento para conversar, reír, ser escuchados etc.
APROVECHO DE HACER UN LLAMADO, MARTA TIENE UN OJO CASI COMPLETAMENTE CERRADO DEL CUAL CAEN LAGRIMAS, MIENTRAS QUE EL OTRO LO PUEDE ABRIR DE FORMA NORMAL PERO TAMBIÉN CAEN LAGRIMAS DURANTE TODO EL DÍA, ALGUIEN DEL ÁREA DE SALUD, QUE SE PUEDA HACERCA A EVALUARLA Y AYUDARLA.
Todos podemos dar un poco de nuestro tiempo para hacer feliz con una simpleza a otra persona.
En Talca, la región y el país hay muchas “Marta” personas de la tercera edad, que necesitan ayuda, de una u otra índole, pero que por el motivo que sea, despreocupación de las autoridades, de la sociedad muchas veces de los mismos familiares, están llenos de necesidades en esta etapa de vida en la cual deberían estar solo disfrutando sus días de vida.